viernes, 31 de julio de 2015

Mis demonios y tu fantasma.


Sentí cómo tu cuchillo se clavaba en mi espalda. Poco a poco, milímetro a milímetro. Sentí todo el dolor, cada segundo.
Vi cómo todo se esfumaba con el humo de tu cigarro. Cada recuerdo, cada sonrisa. Desaparece. Insignificante.
Te fuiste y me dejaste sola con mis demonios y tu fantasma. Me dejaste pudrirme en mi oscuridad, cuando la única promesa que me hiciste fue que estarías allí. ¿Y dónde estabas?
¿Dónde estabas cuando me ahogaba con las palabras que te quería decir pero no podía?
¿Dónde estabas cuando te llamaba en mis pesadillas todas las noches?
Dime, ¿dónde?
Pero ya he aprendido a decirle esas palabras que no pude decirte al primero que pase.
He aprendido a sufrir las pesadillas en silencio.
Y aún así, después de todo, no puedo vivir sin ti.